UN LLAMADO A LA UNIDAD EN LA IZQUIERDA DESDE LA JUVENTUD LUCHADORA


La más reciente polémica virtual y propagandística en la que se atacan mutuamente dirigentes y grupos relativos a los dos bloques más importantes de la izquierda revolucionaria en nuestro país, originada por publicaciones cuyo origen es de dudosa credibilidad mundial, y que se suponen provenientes de fuentes extranjeras, han provocado un conflicto que amenaza con distraer a reconocidos dirigentes de organizaciones populares y agrupaciones de la izquierda revolucionaria de la labor trascendental, estratégica en este momento, que es generar la unidad necesaria para agitar, organizar y movilizar al pueblo a luchar por la solución de sus necesidades (pasaje, costo de la vida, desempleo, inseguridad, transporte, educación, etc.), además de fortalecer la conciencia de clase de las masas trabajadoras y populares mediante la lucha para desgastar a la burguesía que ostenta el poder, para el asalto del mismo por y para los trabajadores. Esta contradicción entre compañeros y sectores afines ideológicamente entre sí, todos por los cuales profesamos un gran aprecio desde nuestra juventud, fomenta distanciamientos que no contribuyen a la construcción de una plataforma de entendimiento y acuerdo de la izquierda revolucionaria con alcance en el movimiento popular, para abordar con la suficiente cohesión y coherencia los procesos de lucha en ciernes y su connotación político-electoral a mediano y largo plazo; hablamos de disputarle en el marco de un proceso revolucionario más amplio, el control de una cuota estratégica del poder -ejecutivo del estado- a los dueños del capital y a sus servidores de la derecha neoliberal, en sus variantes conservadora, liberal, socialdemócrata y demócratacristiana.
Como revolucionarios, a pulso se han ganando dichos sectores de izquierda el respeto de la población, convirtiéndose a nivel nacional e internacional en referentes indiscutibles de lucha y organización popular, portadores de una esperanza concreta de cambios trascendentales para nuestro país y nuestro pueblo. En consecuencia, es un deber el anteponer a las diferencias en el terreno de la política orgánica, las necesidades de las grandes mayorías humildes del país, que no son más que los auténticos y legítimos intereses de la nación, pues de lo contrario, estaríamos atentando entonces contra las esperanzas depositadas por nuestros compañeros de lucha, numerosos militantes jóvenes, trabajadores, estudiantes, mujeres, profesionales, campesinos, indígenas, que sueñan con una verdadera transformación de la sociedad panameña, la implantación de la revolución nacional-democrático popular, al construcción histórica del socialismo y la afirmación patriótica de los intereses nacionales contrapuestos al imperialismo norteamericano y la burguesía parásita, oligárquica, que gobierna aún hoy el país.
Sería un desastre si los sectores populares y de la izquierda revolucionaria que han dado muestras de ser potenciales opciones políticas de masas para la contienda por el poder político del estado (PAP y FAD, coordinaciones ULIP-FRENADESO), por dar pie a improductivos enfrentamientos, no logren articularse en un pacto que ofrezca a las clases al pueblo una alternativa real de cambio en los próximos procesos políticos electorales, como resultado de la acumulación de lucha de los últimos 20 años después de la invasión yanqui contra nuestro país, en diciembre de 1989.
Se repetiría el ciclo de finales del siglo pasado, en los años 80, cuando la izquierda revolucionaria se presentó al escenario electoral dividida, y que producto de ello, no logró capitalizar bajo su espectro a los socialistas, al patriotismo revolucionario, ni en una escala más abarcadora, el descontento social generado por la represión-corrupción militar y las recetas neoliberales del FMI que aplicó la dictadura, en cambio, las fracciones dominantes de la derecha oligárquica, una enquistada de forma minoritaria en alianza al poder militar, y la otra mayoritaria, aglutinada en la oposición civilista; ambos conglomerados oligárquicos sí lograron presentarse como dos propuestas de dominación en las contiendas electorales de 1984 y 1989.
La llamada opinión pública a veces muestra la percepción popular frente a sus problemas y sus potenciales decisiones electorales. En este sentido, la más reciente encuesta divulgada expresa que los panameños entrevistados en su mayoría consideran la seguridad, el costo de la vida, y el desempleo como los problemas más apremiantes con altos porcentajes (60%, 51%, y 45% respectivamente). A esta claridad de las masas para identificar sus necesidades se le añade otro ingrediente. La sabiduría popular empieza a manifestarse en la intención del voto en donde una opción independiente ya se posiciona en segundo lugar con 28% por encima del PRD, el PP, y los abstencionistas. Y también las dos figuras más reconocidas de los sectores populares opuestos a los partidos de corte burgués, hablamos del economista y docente universitario Juan Jované, y el dirigente sindical y abogado Genaro López, han crecido ambos en su popularidad y los panameños reconocen que tendrán un mayor rol político a futuro (41% y 34% respectivamente), ubicados muy por encima de representantes del patio burgués como Milton Henríquez, Mitchell Doens, y otros tantos individuos del PRD, PP y Oficialistas.
El descrédito, el etiquetamiento y estigmatización frecuente respecto al esfuerzo de compañeros y agrupaciones de izquierda por fuego proveniente de la misma tendencia ideológica, a través de medios tecnológicos cibernéticos que jamás reemplazarán el trabajo de educación, organización y debate de izquierdas, es un ingrediente de nuevo tipo que de no usarse con madurez, en nada contribuye al fortalecimiento y encuentro de estas importantes facciones del movimiento popular y de la izquierda revolucionaria (ULIP y FRENADESO, PAP y FAD), además, su manejo inadecuado fomenta la imprudencia, como el anonimato, lo cual no hace conciencia en las masas y se presta más bien para fines de filtración, la proliferación de cálculo en lo sumo personalizados, la autocomplacencia del ego personal-colectivo, y la exacerbación del narcisismo partidario que en última instancia contraviene análisis y práctica marxistas.
Todo lo anterior hace que la juventud luchadora de estudiantes como trabajadores, reclame el cese de la inerte discusión difamatoria a lo interno de la izquierda revolucionaria, y propugnamos porque que se establezca un espacio de comunicación para coordinar la lucha y analizar las potencialidades de las clases trabajadoras y demás sectores populares para disputarle el poder a los partidos de la clase dominante desde la perspectiva nacional y universal, de la izquierda revolucionaria.
En perspectiva histórica, la posibilidad de una pronta toma del poder a manos de los trabajadores, profesionales, colectivos de mujeres, campesinos, estudiantes, indígenas, ambientalistas, pueblo en general; demanda a las distintas facciones de la izquierda revolucionaria y del movimiento popular, el avanzar hacia la gran unidad con respeto de las diferencias, definiendo objetivos estratégicos en común, encaminando a la sociedad con el Proyecto de Nación, en el entendimiento de que juntos somos perfectamente capaces de vencer, lo cual sería más temprano que tarde. Sea.

¡Viva la unidad de trabajadores y estudiantes!
¡Pueblo al poder, por y para el Pueblo!
¡Viva el Patriotismo, el Anti imperialismo y el Socialismo!
¡La espada de Bolívar, el fusil de Victoriano y la obra de Martí recorren América!

PAT - MJP

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